lunes, 3 de febrero de 2025

Tema 2: El problema del conocimiento - El empirismo de Hume

En entradas anteriores hicimos referencia tanto a Platón como a Descartes, dos referentes del racionalismo, esto es, la corriente filosófica que le da más importancia a la razón que a los sentidos a la hora de conocer. En esta ocasión analizaremos a uno de los referentes más importantes de la corriente contraria: los empiristas. Estos son aquellos filósofos que le dan más valor a los sentidos que a la razón a loa hora de conocer.

David Hume fué un filósofo escocés que vivió entre 1711 y 1776. La versión más ordenada de su teoría sobre el conocimiento se encuentra en "Investigación sobre el conocimiento humano", un libro publicado en 1748. El objetivo del filósofo escocés es establecer los límites del conocimiento, esto es, delimitar adecuadamente que podemos y que no podemos saber. Además, a Hume le interesa que la ciencia y la filosofía sean humanas, esto es, que se relacionen con la sociedad y el hombre común y dejen de ser algo solo asociado con un pequeño grupo social.

Hume diferencia las ideas de las percepciones, siendo las primeras una débil copia de las segundas. Según él, nosotros tenemos experiencias, a las cuales accedemos mediante nuestra sensibilidad. Estas experiencias son mucho más intensas que las ideas, por ejemplo, es mucho más intenso el sentimiento de amar que la idea de amor. Así, para Hume las ideas son reflexiones o pensamientos que hacemos luego de vivir alguna experiencia, por ende, toda idea proviene de una percepción previa.

Es más, el filósofo escocés ataca a la idea de que la mente sea muy poderosa que suelen tener otros pensadores, particularmente los racionalistas. Hume afirma que al toda idea provenir de una percepción, como ya dijimos, entonces la mente lo único que puede hacer es aumentar, disminuir, combinar o transportar las percepciones. Un ejemplo de esto es el pegaso, que no es otra cosa que la combinación de las percepciones de "caballo", "alas" y "blanco". El ejemplo más extremo de esto es la idea de Dios que no termina siendo otra cosa que el aumento al infinito de las cualidades humanas.

A la hora de dividir aquellos que podemos pensar e investigar Hume diferencia las cuestiones de hecho de las relaciones de ideas. Estas últimas son aquellas que no dependen de la existencia de las cosas y que solo puedo concebir de una única manera (por ejemplo, 2+2=4 o el Teorema de Pitágoras). En cambio, las cuestiones de hecho son todas aquellas donde la mente es capaz de concebir distintos resultados sin contradicción lógica. Por ejemplo, puedo concebir tanto que el sol saldrá mañana como que no saldrá. Este tipo de cuestiones no puede resolverla la mente, sino que lo resuelve nuestra experiencia, que en el ejemplo dado nos diría que es muy probable que el sol siga saliendo mañana como todos los días previos. Con todo esto el filósofo quiere señalar que los efectos no están contenidos en las causas y que sin experiencia las consecuencias no pueden ser sabidas.

Tras todo este análisis podemos responder dónde está el límite del conocimiento: solo podemos conocer aquello que podemos experimentar.


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