Para saber lo que es la Filosofía puede sernos útil aprender qué NO es. Además, es más fácil empezar por conceptos que conozcamos. Por ello empezaremos por los conceptos de "ciencia" y "sentido común".
La Real Academia Española (RAE) define al sentido común como la "capacidad de entender o juzgar de forma razonable" (ver https://dle.rae.es/sentido). Y, a su vez, razonable puede significar tanto "conforme a la razón" como "proporcionado o no exagerado" (ver https://dle.rae.es/razonable?m=form). Acá empieza el problema, porque lo razonable puede hacernos creer que el sentido común implica el pensamiento, el razonar de quien lo aplica, pero es justamente todo lo contrario. Actuar por sentido común aparece como razonable y proporcionado porque implica actuar por costumbre, actuar tal cuál normalmente actuaría cualquiera de las personas que tenemos alrededor. Como hacemos lo que normalmente los demás hacen a nadie le parece desproporcionado nuestro accionar: seguramente ellos hubieran hecho lo mismo.
El sentido común se asocia a lo obvio y lo obvio es tanto "lo que se encuentra delante de nuestro ojos" como "aquello que no tiene dificultad" (ver https://dle.rae.es/obvio). Así, actuar por sentido común es, en efecto, algo muy sencillo. Solo se trata de observar e imitar. Hacer lo que los demás hacen. Porque si todo el mundo lo hace será lo correcto ¿no? Pues, como aprenderemos a lo largo de nuestro recorrido, rotundamente respondemos DEPENDE.
Voy a darles un ejemplo: cuando era niño fui a mi primer entrenamiento en un club de fútbol. El entrenador nos enseñó algunos estiramientos que debíamos hacer antes de iniciar el entrenamiento. El problema es que después de enseñarnos cómo hacer los estiramientos él se retiró por unos minutos y nosotros nos quedamos a hacerlos. Mi sorpresa fue ver que todos mis compañeros de equipo hacían los estiramientos de una forma diferente de cómo recién el entrenador nos había explicado. Al ver que todos lo hacían así y A PESAR de haber visto que nos pidieron otra forma empecé a imitar a mis compañeros. Cuando el entrenador volió y nos vió hacer el estiramiento de esa otra forma nos regañó a todos. Moraleja: que todo el mundo haga algo de alguna manera no hace automáticamente que eso sea lo correcto o que funcione.
Podemos concluir, entonces, que actuar por sentido común NO es pensar, es más bien actuar por costumbre, por imitación. Y el imitar a veces puede ser útil, pero a veces no. Justamente, el sentido común no nos garantiza que algo funcione tal cual esperamos: después de ver que otra gente mira a los dos lados antes de cruzar podemos hacer lo mismo y probablemente evitar que nos atropellen o tal vez aprendamos a cómo sostener adecuadamente un bebé al ver cómo lo sostenían otros. Pero no siempre esa imitación nos dará los resultados que queremos.
Si lo que buscamos es resultados y estar seguros tenemos una herramienta que el colegio viene enseñándonos desde muy pequeños: la ciencia.
La ciencia es el "conjunto de conocimientos obtenidos mediante la observación y el razonamiento, sistemáticamente estructurados y de los que se deducen principios y leyes generales con capacidad predictiva y comprobables experimentalmente." (ver https://dle.rae.es/ciencia?m=form). Cuando usamos la ciencia se acaba la especulación y al qué de las cosas le encontramos una respuesta comprobada, validada, rotunda. Claro, la ciencia a veces se equivoca, pero es el mismo procedimiento científico el que corrige científicamente a la ciencia: algo es tal cual la ciencia lo explica hasta que la propia ciencia demuestre lo contrario.
La ciencia es tremendamente útil: nos puede decir si hay que salir con paraguas o qué medicamento puede curar nuestras enfermedades. Nos da respuestas a muchos interrogantes y nos permite predecir ciertas cosas (como el clima). Pero existen interrogantes que la ciencia no puede contestar. Y no es por qué tenga algún fallo, es porque caen fuera de su ámbito: "¿Qué es el bien? ¿Qué es la belleza? ¿Existen los dioses? ¿Quién soy?" son preguntas que apuntan a otro orden de cosas. Son preguntas que no podemos dejar de hacernos, pero que la vez no pueden tener una respuesta definitiva que valga para todas las personas en todo tiempo y lugar. Es por aquí que nos acercamos a la diferencia entre la ciencia y la Filosofía, de la cuál hablaremos en futuras entradas.
Antes de cerrar la entrada de hoy quisiera agregar algo que me quedó en el tintero sobre el sentido común: este depende del tiempo y el lugar. Es decir, no es lo mismo lo que es obvio para un argentino o un japonés, como tampoco es lo mismo lo que es obvio para alguien que vive actualmente comparado con lo que era obvio para una persona que vivía en, digamos, 1850.